Contra viento y marea

Hay empresas que crecen rápidamente, que aparecen en las noticias gracias a sus innovaciones extraordinarias y que, cuando un viento un poco fuerte sopla en el mercado, caen estrepitosamente al suelo de la realidad. En cambio, hay otras que simplemente hacen un buen trabajo: las empresas "dividend achievers" se caracterizan, desde hace décadas, por un modelo de negocios estable y un desarrollo sustentable. Llevan a cabo una gestión de riesgos prudente y se orientan según las reglas del buen liderazgo empresarial. Otras características típicas son: Se desempeñan en mercados defensivos. Los productos tales como la electricidad, el agua, los medicamentos, el yogur, el detergente y los artículos cosméticos siempre tienen demanda.

Producción regular de dividendos

Entre las mejores empresas se encuentran aquellas que han producido dividendos de manera ininterrumpida a través de muchos años, por supuesto, manteniendo al mismo tiempo reservas adecuadas y recursos propios para la financiación de su negocio. La constancia y la continuidad de un buen liderazgo empresarial se reflejan en la cotización bursátil: el valor de las acciones generalmente es menos volátil que el de otros índices globales y, por ende, más predecible. Asimismo, la evolución reciente muestra que las acciones de dividendos resisten mejor la turbulencia de las crisis financieras globales. Así fue como, en la crisis de 2008, aunque su cotización también se vio fuertemente afectada, lo estuvo mucho menos que las acciones de las empresas del índice S&P 500.

Ningún espacio para la especulación

Las estrategias de dividendos son, por definición, a largo plazo. Generalmente producen un alto rendimiento cuando los dividendos se reinvierten constantemente. Sin embargo, no hay que olvidar que nada es imposible y que la economía mundial se encuentra en una fase de transición, por lo cual, ni siquiera las empresas "dividend achievers" logran siempre aguantar contra viento y marea.

Los riesgos de las inversiones en los mercados financieros

Las inversiones en los mercados financieros implican riesgos. La cotización, el valor y el rendimiento de los títulos dependen, entre otras cosas, del desarrollo económico y de la capacidad crediticia del emisor. Asimismo, el rendimiento anterior y los escenarios del mercado financiero no son garantía para el desarrollo futuro de una inversión.